martes, 8 de septiembre de 2009

Sverige




Suecia me ha recibido con sonrisas rubias, amistad sincera y bienvenida de confianza. Curiosos pais donde uno puede perder su cartera y encontrarla al día siguiente en el mismo sitio como si nada hubiera pasado. País en el que las subidas de tono típicas latinas son vista con curiosidad y sin desprecio, pero no son bienvenidas. Es un territorio que se sabe intruso de la naturaleza, la madre naturaleza, respetada hasta lo indómito.

Es el pais de los altos impuestos, pagados sin problemas por la gente que ven como su vida mejora casi sin querer. Donde la política no se hace verbo en discusiones, sino en el día a día. Las cosas funcionan o se arreglan al instante.

Desde la distancia en este retiro espiritual que me he marcado como punto y aparte en mi vida, puedo contemplar el ruido. El ruido en el que he estado sumergido tanto tiempo como dice mi carné de español. Y me parece tan lejano... a pesar de estar al día con internet a pesar de los rumores de los compañeros españoles... es todo tan claro, tan inutiles discusiones leo en la prensa diaria. Todo juego comunicacional, el mensaje cargado de ruido infinito, para abrumar al receptor y evitar que procese la información con un alto grado de pureza.

Estoy rodeado de gente de muchos paises, muchos, y distintos, y me alimento cada día. Un buen amigo y ex estudiante Erasmus, me contó hace poco que esta experiencia consta de una parte académica, de aprender idiomas y conocimientos, procesos nuevos, estrategias, esquemas mentales...y otra que consiste básicamente de alimentación social. La comunicación en su estado puro. Boca a oreja, oreja a boca, cara a cara, ojo a ojo. No hay televisión, no hay radio, no hay periódicos, no hay La Noria, no hay Telediarios inmundos. Sólo uno y el otro. Y el tiempo gastado en dicho menester.

Seguimos el camino por tierras nórdicas, compañeros.