Un mes ha pasado desde mi aterrizaje en tierras de la Gran Bretaña. Intensos días. De amoldamiento y puesta en funcionamiento de un proyecto a largo plazo que ya veremos a dónde va.
Son muchas las impresiones que me he llevado, algunas positivas, algunas negativas, pero que llevan a comprobar tantas líneas académicas leídas acerca de la sociedad en la que vivimos, esto es, el desarraigo existente en los inmigrantes de 2ª generación, que no saben si son ingleses, filipinos, españoles, indios....
Así mismo también he podido comprobar el poderío de Internet a la hora de organizar las relaciones e interaciones humanas. Aquí, o estás conectado o simplemente no existes nada más que para la gente con la que tienes contacto visual.
Londres es una ciudad aparentemente caótica que entraña un riguroso orden en cada uno de sus ciudadanos. Un respeto por el prójimo que aunque venga de una clamorosa hipocresía, hace que a sus visitantes les invada un sentimiento de seguridad y comodidad más allá de sus infraestructuras que a veces dejan qué desear.
Desde que aterrizas la mentalidad emprendedora te invade por todos lados, charlas en bibliotecas públicas, servicio de ayuda a emprendedores gratuita, consumo exagerado...
Ninguno de los españoles que he conocido está aquí por trabajo o porque en España no hay nada, la mayoría han venido para buscar un sitio donde ser ellos mismos sin que te corten la cabeza, un sitio amable y educado, aunque sea desde la hipocresía.
Si queréis alguna referencia...leed "The rise of the creative class" y os lo dirá todo...
