lunes, 27 de abril de 2009

Las crisis y los funcionarios

Que no. Que no. Que no se trata de congelar los sueldos a los funcionarios, que esto no funciona así.

Aprovecho estos días de vacaciones y preparación para una nueva etapa de mi vida (cada día es una nueva etapa, pero ahora comienzo otra gran carrera), para contestar a ciertas dudas que surgen respecto a la manera de salir de la crisis. Yo no soy como don José María Aznar que tiene la solución para todo (vease la portada del semanal del ABC) pero si estoy para decir, como comunicador, lo que veo y lo que he visto.

Yo soy de la generación del 80 he vivido la crisis del 92 en el período más duro de mi vida, la adolescencia, y he vivido situaciones muy jodidas, parecidas a las de ahora, donde hay gente que pierde. Antes no se podía perder, pues no se "tenía", con lo cual me atrevo a decir que aquella crisis fue de las más duras que se han vivido y que en el tema cultural se manifestó en una serie de géneros artísticos nacidos desde la miseria como grunge o el hip hop o el rock transgresivo, así como de la canción nueva de autor... grupos apocalypticos como era Nirvana y Extremoduro, nos llenaban de energía para decir a la gente que no nos gustaba el mundo en el que vivíamos. Y no valía con el "tenéis de todo" pues lo único que importa en la vida es la ilusión y la esperanza y de eso no teníamos nada.

Por entonces una de las medidas de una España que ya empezaba a recuperarse fue la de congelar los salarios de los funcionarios, es decir. Se les decía a la gente que había estado estudiando durante años, sin cobrar nada, que habían preparado unas oposiciones dejando a su familia de lado durante años...que la culpa de la crisis era de ellos...eso no es así. Los funcionarios son los que ahora están manteniendo el pais porque ellos no cobran en negro, pagan sus impuestos, altos, religiosamente, tienen casi todos hipotecas (los más mayores) y por lo tanto son de los pocos que tiran del carro.

Un maestro de pueblo no tiene culpa de que un trabajador de la obra de al lado con un salario de 700 euros (declarados) haya estado cobrando 1200 en negro y se haya metido en cosas que nunca podría pagar, porque, no nos engañemos, eso es lo que ha tenido la culpa de la crisis.

Y no el obrero en sí (menudo error garrafal por mi parte sería decirlo así, sin más) si no que ha fallado la mentalidad española en general, la de la picaresca, la del siglo XVII en la cual el trabajo estaba mal visto.Hay que cambiar eso.

Las nuevas generaciones no pueden ver que la culpa es de los que tienen trabajo fijo, estudios y su empleador es el gobierno. Porque esa sentencia es muy falsa además de dañina. El problema radica en que hay que aumentar la competitividad, la productividad, tener amor al trabajo y a la misión de levantar nuestra sociedad trabajando. La culpa no es de derrochar, pues ese dinero se mueve y a otros beneficiará. La culpa es pedir a otros lo que no se tiene. Es decir, los crédito y las hipotecas. Así como también es responsable el que te lo da sin asegurarse de que le vas a pagar.

Hay que montar empresas, aumentar el rendimiento de los funcionarios, aumentar las inspecciones serias de trabajo, rebajar los cargos a dedo por los meritorios, mirar un sistema de puntuación de currículum favoreciendo a los más jóvenes y no tan jóvenes el acceso al mercado de trabajo pero dejándoles claro que salir de la carrera cobrando un salario de espanto (como muchos arquitectos han hecho, no es lo normal).

Y respecto a los funcionarios, igual que en estas lineas les echo un capote igual les digo otra cosa. A ponerse las pilas. Ser patriota no es llevar la bandera de España en el llavero, ni no perderse ningún partido de la selección, Gasol, Nadal o Fernando Alonso. Se trata de pagar tus impuesto religiosamente, se trata de que cada hora de trabajo sepas que estás colaborando con tu país, que cada empresa que fundes y lleves a cabo es para mejorar la vida de todos empezando por tí. Que tus horas de trabajo están pagadas y hay que cumplirlas.

Trabajo, esfuerzo, productividad, corrección y humildad. Reflexionar en qué nos hemos equivocado cada uno y corregirnos. Pues no sirve de nada el lamento. El trabajo dignifica al hombre. No estoy de acuerdo con la Biblia. No me creo que sea ningún castigo de Dios.

Es mi humilde opinión.

miércoles, 15 de abril de 2009

Incluso los locos a veces tienen razón




P. Usted ni siquiera le está dando una oportunidad a la nueva Administración. Su actitud se caracteriza por la desconfianza.

R. Nosotros hablamos de Obama de forma muy respetuosa. Pero somos realistas. Queremos ver cambios reales. Y en relación con esto, también estamos interesados en contribuir a corregir una política errónea en Afganistán.

P. ¿Qué propone hacer?


R. Mire, hasta la fecha se han gastado más de 250.000 millones de dólares [190.000 millones de euros] en la campaña militar en Afganistán. Con una población de 30 millones de personas, eso equivale a más de 8.000 dólares por persona. Se podrían haber construido fábricas y carreteras, creado universidades y cultivado los campos para el pueblo afgano. Si se hubiera hecho eso, ¿habría quedado sitio para los terroristas? La solución para Afganistán no es militar sino humanitaria. Occidente debería escucharnos por su propio bien; si no lo hace, nos lavamos las manos en el asunto.


Este extracto de la entrevista que en EL PAIS se publica, tiene como protagonistas a dos periodistas del New York Times Syndicate y al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad. Una entrevista que se cuela entre la actualidad en crisis (al menos espero que sea verdad y todo cambie) en la cual la bolsa sigue subiendo cuatro semanas seguidas y se sitúa cerca de los 9000 puntos. ¿Significa algo esto? pues pregunté a un conocido economista que me respondió que no tiene que ser indicador de recuperación...pero si de recesión si empieza a tener números rojos...en fin, que esto no hay quien lo entienda. Pero que me pierdo!!!!

Hablaba de esta entrevista que me llamó la atención. Parece mentira que un sonado como el Iraní, que le da por decir que la solución al conflicto Palestino Israelí pasa por borrar a Israel del mapa y que luego critica a Bush por sus políticas militaristas, ahora diga que la paz sea con vosotros Obama y Cia. Pos fale.

Lo que pasa es que de las mil ridiculeces que dice un loco, seguramente alguna tiene razón y este es el caso. No se puede gastar tanto dinero en pacificar un país, cuando se está produciendo el efecto contrario. No se puede desde todos los puntos de vista: Económico (no es rentable), Social (pone al mundo en peligro de represalias fanáticas), Humanitario (pérdida de vidas humanas), Sanitario (la droga se está extendiendo) y muchos más...

Entonces ¿por qué se hace?, para ganar popularidad y sensación de que los gobiernos actúan...y yo digo, ¿no votamos a los gobiernos para que solucionen los problemas? ¿por qué se empeñan en crearlos? Por una sencilla razón: Impotencia. Los gobiernos desvían la mirada para no mostrar a la población que su capacidad de maniobra es reducida frente a los grandes poderes fácticos, que muchas veces son los que les han llevado a la cima. ¿Solución? Ni idea. Cada uno tendrá la suya. Yo opino que una de cal y otra de arena. Y también soy de los que opino que los políticos tienen más poder del que ellos mismos piensan, que para eso los hemos votado.

Esperemos que la alianza de civilizaciones siga hacia adelante. Yo confío en que si. No hay más remedio, ya no hay dinero ni para armas.

domingo, 5 de abril de 2009

Karma


Escribo en una de esas tardes de domingo primaveral, de largo atardecer, lleno de paz, solo en mi casa. Puede que sea un mecanismo de autodefensa, o simplemente un producto de largas lecturas de poesía basadas en el sosiego, tranquilidad, de los campos de Castilla al final de la semana.

Recuerdo esos atardeceres en mi niñez, en los cuales el perfil de las encinas, olivos se desdibujaba poco a poco tras el rojizo cielo, que se cernían sobre nuestras cabezas mientras volvíamos de alguna excursión familiar a la sierra o cualquier rincón del mundo. La música elegida o el carrusel deportivo daban banda sonora a dicha escena y me jugaría un dedo a que si me viera desde un plano medio, estaría mirando ensismismado a través de la ventanilla con la seguridad de que mis padres iban delante comentando algún problema y mi hermano a mi izquierda leyendo EL PAIS SEMANAL. Se trata de otro de esos momentos que llamo de La eterna primavera, parecido al que os contaba la pasada edición que resultó en la noche nevada de Notting Hill.

Y el mundo pasa ante mí. En una época de decisiones (¿cuál no lo es?), delante del abismo continuamente, sintiendo miedo, sintiéndome débil, sintiéndome perdido... es tiempo de cambio, es tiempo de crisis (que en griego significan la misma cosa). Lo sé. Lo veo. Son tiempos de corazones encogidos, sudores fríos, contestaciones a destiempo, paciencia finita, nervios, desconfianza, sensibilidad, lagrima al borde del vaso. Y tiene que ser así.

Cuando la tormenta pase, y tal y como expresaba Salinger al final de su libro "El guardián entre el centeno", a pesar de todo, echaré este tiempo de menos y lo veré como un tiempo pasado mejor. Veo a Obama dando la mano a mi presidente, veo que la paz llega, o al menos otro tipo de guerra. Veo bancos que deben decir "basta ya". Otros que ya lo han hecho. Veo a mi equipo en persecución deseperada por la liga. Veo a mi tenista favorito perdiendo por causas mayores. Veo que el mundo no me espera, ni que yo tenga ganas de esperarlo. Veo a todo el mundo pendiente de la aparición de un cadaver de una niña, cuando han muerto treinta en nuestras playas.

Ahora más que nunca, es tiempo de dudas y "para cada duda, un tequila" por favor.