lunes, 2 de marzo de 2009

Raúl, mes que un jogador


Hace tiempo que declaré mi amor por este deporte. Mi relación con el balompié viene desde lejos, prácticamente desde que nací.

Y yo nací en un pueblo de la Castilla lindante con La Mancha, a pesar de que mi partida de nacimiento establezca mi parto en Talavera de la Reina, fue en Cebolla donde pasé mi infancia, eso nunca lo he negado y me siento orgulloso por ello.

Llegué con dos años de la mano de mi madre, maestra destinada allí, y me tuve que sumergir en el pequello universo rural en el cual yo era un intruso. Carecía de raíces en ese pueblo, mis relaciones eran puramente de amistad, compañerismo o una mezcla de las dos. Yo era un buen estudiante, no modelo, pero bueno. Allí ayudé a estudiar a gente del pueblo, jugué con ellos, pero aún así me sentía un intruso. Pero llegó aquel día en el que tuve que ganarme el respeto de la gente. Fue el rito de iniciación propio de nuestras fechas: yo había comenzado a jugar al fútbol y no se me daba mal, me apuntaron a un equipillo con nombre de club europeo, el Ajax y jugamos la final contra el Bayern que eran los mejores con diferencia, un equipo formado con lo mejorcito del pueblo, el otro, el mío era un equipo de gente más joven en el cual la estrella era un forastero (yo).

Se nos ocurrió ganar el torneo, y la gente comenzó a pregonar que el hijo de la maestra jugaba como los cielos, comencé a jugar, siempre de titular cuestionado por mi forastería en todas las categorías hasta que tuve que emigrar a la ciudad para estudiar. Siempre hubo quien me criticó por los prejuicios, cada partido malo mío era para echarme del pueblo, pero los buenos la gente se callaba excepto los entendidos de fútbol que siempre alababan mi entrega. En los entrenamientos daba el todo por el todo, en los partidos igual, por los colores de un pueblo que no era el mío, pero yo era suyo. En cuanto jugaba mal me cambiaban por otro del pueblo que era peor, pero era del pueblo. Hasta que un día un padre se quejó al entrenador por mis sustiuciones, yo oí la conversación de hurtadillas: "no entiendo por que quitas a Dani (yo) por poner a tu hijo, bien sabes que que es el mejor del equipo pero aún así le quitas siempre, eres muy malo como entrenador!!!!"

No mejoré mi situación en el equipo pero aquello me dejó claro que la gente, a pesar de los prejuicios, se rinde ante el trabajo bien hecho y el sacrificio y no a la queja barata. El que me defendió lo hizo con más vehemencia que cuando le tocó proteger a su hijo.

Ahora es cuando os quiero hacer ver por qué idolatro a Raúl. Creo que ya se va intuyendo que me veo reflejado en el siete Madrileño. Siempre cuestionado por su pasado Atlético, pero que tiene ganado a gran parte de la grada del Bernabéu.

Recuerdo ese día en el año 1995 en que mi padre me llevó por tercera vez al estadio madridista para ver como mi equipo (el Real Madrid ) vapuleaba al suyo (el Zaragoza) por un justo 4-2 y yo me llevé unos prismáticos, pues debido a nuestra economía humilde, conseguimos entradas en el tejado del Bernabeu. Seguía yo con los binoculares a los jugadores cuando mi padre me dijo : "sigue al chaval ese nuevo que ya ha metido unos goletes" y acto seguido marcó un golazo a pase de Zamorano, creo. Desde ese día me declaré Raulista, sufrí su desdén por parte de Clemente y su desastre de selección hasta que ya le metió con calzador, sufrí cuando corrían rumores de su vida nocturna al pensar que otro ídolo caía en las redes del vicio nocturno, sufrí cuando se le abucheó a pesar de haber ganado tres champions, pero siempre ha estado ahí.

Para mí Raúl representa el ejemplo de la superación humana y de la profesionalidad, el buen hacer, el trato correcto con los demás, la sinceridad, y también de superación de los problemas suyos propios que me constan que han sido muchos.

Para mí entre ese chico que daba golpes a un balón contra una pared dond había dibujado una diana en un pueblo Castellano lindante con La Mancha y ese joven madrileño que ha luchado con tra pitos y flautas hay muy poca diferencia. Sólo que el es fútbolista profesional (lo sería sin cobrar, estoy seguro) y yo soy un humilde bloggero, pero que aplico sus enseñanzas a su vida y mira, no me va mal.

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