Hacía tiempo que no me llevaba una alegría inesperada tan grande.
En el momento en el que escribo estas líneas, Jaime Rosales, el director ganador de la ceremonia de los Goya disfruta de un galardón más que merecido. Os cuento.
La Soledad se trata de una película maravillosa, minimalista, que recoge la esencia de la gran narrativa costumbrista de España, en la estela de Miguel Delibes, Benito Pérez Galdós, y tantos otros. Historias cotidianas de un país rico en cosas que contar. El cine español no necesita de argumentos deliberados ni fantásticos cuando cuenta con la gran variedad y pluralidad que existe en este país.
A la sesión a la que fui, en las dos semanas que duró en cartelera, sólo acudieron seis personas. No importa. Mis impuestos están para que el arte español se desarrolle. Para hacer pelis divertidas y comerciales está el mercado y la industria.
Aprendamos a separar.
Enhorabuena a la Academia por acertar de lleno. Y enhorabuena y gracias a José Luis Alcaine, el mejor director de fotografía que ha visto este país, digo gracias por el discurso que ha dado en homenaje a las Trece Rosas: simplemente ha recitado sus nombres de memoria.
Una bonita velada.
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