jueves, 5 de julio de 2007

El comienzo del verano

Recuerdo una canción muy triste del Dúo Dinámico que, según me decían, cada vez que sonaba hacía llorar a los jóvenes de la generación de los 70. Yo no comprendía como una canción tan bonita podía ser tan triste, pero el tiempo me lo dijo.

Aún recuerdo esos veranos de campamentos en los cuales yo me desarrollé como persona ante un mundo carente de mis progenitores. El experimento funcionó y creo que de lo bueno que tengo como persona, se lo debo en gran parte a la decisión de llevarme a esos pequeños mundos estivales.

El lado oscuro venía con el final. El final del verano. Así comenzaba la canción. Y no era oscuro en sí pues a mi me apasionaba volver al colegio y comenzar asignaturas nuevas, aún recuerdo cuando dí mi primera clase de inglés y de francés. El lado oscuro lo veo ahora que no hay finales de verano. El tiempo ya no se divide en vacaciones si no en ilusiones. Y eso se echa de menos. Decía un filósofo que no debemos añorar el pasado pues estábamos trabajando por lo que somos en el presente.

Recuerdo también esos amores fugaces, enamoramientos a corazón partido que me hicieron escribir mis primeras líneas fuera del colegio. Esas cartas que nunca entregué a mis antiguos amores. Sí, fui un romántico: Igual que ahora busco el equilibrio en mi vida, hubo un tiempo que dependí de los vaivenes emocionales. Podría hacer una lista larguísima de las chicas de las que me he enamorado a lo largo de mi vida, si, enamorado, no encaprichado.

Ahora precisamente que he conseguido la frialdad y cierto equilibrio, la vida vuelve por sus fueros y añora esos momentos. Pero, como decía el poeta, "al volver la vista atrás, se ve el sendero por donde nunca volveré a andar".

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya se yo lo que recuerdas tu de los campamentos... era cuando nuestras hormonas empezaron a funcionar...