miércoles, 29 de agosto de 2007

No suelo escribir dos veces en el blog en el mismo día, pero creo que dadas las circunstancias me veo en la obligación moral y porque me apetece expresarme.De niño, como muchos otros, fui futbolista, y cuando digo que fui futbolista, no digo que tuviera afición por el fútbol, digo que fui futbolista. Me pasaba el día practicando en el patio de mi casa, que era común con el de la escuela de mi pueblo, para poder mejorar e imitar a mis ídolos. Como todos pensaba algún día jugar en algún equipo profesional, pero eso no era lo que me motivaba. Era el olor a reflex, los nervios antes de un campeonato, la primera vez que jugamos contra un equipo de otro país, las remontadas heróicas, las goleadas en contra, el salir y salvar un partido. El ser felicitado por un entrenador de otro equipo, del rival. El ser ojeado y observado. El tener que enfrentarte a un compañero que te desprecia, las broncas del vestuario. Los goles increibles, las lesiones...tanto y tanto.
Por eso quiero que comprendáis que a pesar de todas las desgracias del mundo, hoy me siento apenado con la muerte del chaval del Sevilla Antonio Puerta.
Os juro que me siento fatal, imagino que en vez de truncarse mi carrera al darme cuenta que mi minusvalía me lo impediría, a pesar de que me recomendaron hacer las pruebas con el Madrid (os prometo que es verdad), en vez de dedicarme a los estudios, me hubiera ido a triunfar a algún equipo de primera y cuando estoy en lo mas alto...
Y no me importa si hubiera triunfado. A veces sueño con que estoy en un partido de futbol rodeado de gente, aficionados cantando, yo metiendo goles o fallándolos, y me levanto de muy buena cara, es de lo mejor que puedo soñar, y pagaría por volver a vivirlo.
Ahora mientras una lágrima lucha por rodar por mi mejilla, me imagino a un chico pegando patadas a un balón en una barriada de Sevilla. Sentado tras dar mil toques apoyado en una de esas paredes de adobe de Triana, mirando al infinito y con la barbilla tocando el balón. Soñando con ganar, la Uefa, el mundial, o lo que sea.
Así es este teatro. Disfrutad de la función mientras podáis.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, un breve apunte. No es que quiera decir que no es una desgracia, que lo es, la muerte de un "chaval de Triana". Eso por adelantado. Pero que queden claras varias cosas:
1- Ha muerto en lo más alto de su carrera, habiendo ganado casi todo lo que se puede ganar en un equipo español (por supuesto nada en la Selección, claro).
2- Era el más apreciado junto con unos pocos más por el sector femenino de la afición sevillista (y del Betis, sí).
3- Puede que suene chungo, pero... A su corta edad, es prácticamente imposible tener un infarto si no se tiene una lesión grave cardiorespiratoria. Esta lesión debería haber salido a la luz ya en Juveniles o como mucho en Cadetes. Pero está claro que al ser futbolista de la Liga se le debieron hacer análisis por parte del club (te los hacen en cutrempresas, no te lo van a hacer para un club de primera).
4- Si no tenía una lesión cardiorespiratoria previa (congénita), entonces es adquirida. A su edad, si hubiera sucedido por esfuerzo físico, ya habría tenido desmayos e insuficiencias anteriormente. Desconozco este punto (creo que no los había tenido antes). Sólo me queda una posibilidad, y entonces ahora es cuando os mosquearéis conmigo. A mí me resulta muy simple imaginar por qué le reventó el corazón. Y se llama cocaína.

Bueno, ya está, ya lo he dicho.

Daniel Gomez dijo...

No preguntes por quién doblan las campanas...
posiblemente tengas razón, yo también lo he pensado, pero aún así no deja de ser una desgracia, que la fama y la consecución de un sueño lleve cosas como las sustancias estupefacientes, supongo que es el equilibrio del que hablan los budistas. Ese mundo lo conocemos a niveles de segunda división y me imagino que a nivel mayor será aún peor. Gracias por ser valiente para decir lo que nadie dice, o nadie quiere decir.

Anónimo dijo...

No sé si sería por la cocaína, aunque sí sé que había tenido otros desmayos antes. Sabido esto, es bastante evidente que fue víctima de la inconsciencia propia y ajena por no prevenir ante la tragedia que se estaba anunciando.