miércoles, 11 de junio de 2008

Tarde de muerte y de gloria


Pensaba yo hablar de fútbol y de mi relación con el deporte rey. Encumbrar el artículo del poeta favorito contemporáneo que más admiro ( Luis G. Montero) acerca de la relación entre el fútbol y la poesía. De la diferencia de ver 22 tíos corriendo detrás de un cacho de cuero inflado a ver un choque entre maneras de ver la vida, de superaciones, de belleza de poesía, establecía la comparación de un hombre que ve el campo como pasto para las bestias y aquellos pastores que lo ven como la madre tierra con la que se relaciona... muy buen artículo que recomiendo a todo el mundo.

Es decir, en todo hay poética.

Esta introducción la hago por que voy a acometer un tema que no a mucha gente agrada pero que creo que merece la pena: El otro día José Tomás triunfó en Las Ventas.

Más allá de lo que supone la muerte de un animal (como los pollos en las granjas y nadie se queja, y no todos son comidos, o la caza del zorro o las focas de la súpermoderna Canadá) el símbolo del torero de Galapagar se está convirtiendo en poesía y yo tengo una hipótesis de por qué.

José Tomás representa al español que lucha contra el bufoneo, el famoseo, la cutre de España. Es una torero que ha asumido su vocación, como la puede asumir un basurero, un profesor o un futbolista. Su obra está para hacer sentir bien a la gente, al menos por un rato.

No soy muy entendido de tauromaquia pero me he criado en una tierra prolífica a este evento, por lo tanto no me queda más remedio que saber algo. José Tomás se ha convertido en el gladiador perfecto, su mirada es igual a la de Russel Crowe en su magnífica actuación en la película de Ridley Scott, la mirada del hombre al que el destino le supera, sale a la plaza porque sabe que no puede hacer otra cosa, no lo hace por triunfar, por ser adorado, por que todos los intelectuales de izquierdas hablen maravillas de él. El es torero. Punto. Sale a la plaza como el obrero contento de su trabajo al andamio. Sabe que en cada momento se juega la vida y no lo hace por dinero, de eso estoy seguro. Lo hace resignado. Se ha convertido en un héroe sin quererlo.

Hay un detalle que lo define, en los toros es costumbre brindar las faenas a las autoridades o a la gente importante que adorna la plaza. La máxima autoridad y muchas veces víctima del peloteo más rancio de España, herencia del franquismo, nuestro monarca, estaba presente en la plaza el otro día.

El de Galapagar no le brindó la faena, no suele hacerlo nunca, no va a utilizar su faena para hacerse un huevo en el famoseo peloteo que nos rodea. No. Se la brinda a su hermano y a su Padre. Ole sus cojones.

Estoy seguro que Don Juan Carlos no sólo no se sintió molesto, sino que alabó su gesto.

Espero verlo la próxima vez. Normalmente no aguanto una corrida entera.

Pero estamos hablando de Poesía.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

I'm thankful with your blog it is very useful to me.

Manolo dijo...

Has dicho:

Hay un detalle que lo define, en los toros es costumbre brindar las faenas a las autoridades o a la gente importante que adorna la plaza

¿Desde cuando nuestro monarca es importante para las personas?, tal vez lo sea para el estado (lo cual es discutible), pero no creo que lo sea para las personas. José Tomás brindó la faena a las únicas personas importantes que estaban presentes en la plaza

Daniel Gomez dijo...

Exacto manolo, totalmente de acuerdo contigo. Por eso pongo ADORNAN como las bolitas de navidad. Para José Tomás lo más importante está en su casa. Otros sin sentirlo, lo hacen por peloteo.

Buenos dias con Poesía dijo...

Con su permiso me gustaría colgar este párrafo en los comentarios de mi entrada sobre José Tomás. Creo que es una visión muy acertada.

José Tomás se ha convertido en el gladiador perfecto, su mirada es igual a la de Russel Crowe en su magnífica actuación en la película de Ridley Scott, la mirada del hombre al que el destino le supera, sale a la plaza porque sabe que no puede hacer otra cosa, no lo hace por triunfar, por ser adorado, por que todos los intelectuales de izquierdas hablen maravillas de él. El es torero. Punto. Sale a la plaza como el obrero contento de su trabajo al andamio. Sabe que en cada momento se juega la vida y no lo hace por dinero, de eso estoy seguro. Lo hace resignado. Se ha convertido en un héroe sin quererlo.